Nuestros ojos son extremadamente sensibles y requieren protección. Al trabajar o jugar, a veces pueden surgir cosas que lastimen nuestros ojos. Por eso es necesario usar lentes de protección. Estos lentes actúan como una barrera protectora para nuestros ojos, evitando daños por diversos factores. Llevar lentes de protección puede ayudar a mantener nuestros ojos seguros, ya sea que estemos haciendo tareas en casa, jugando deportes o eventualmente trabajando, ya que se moverán de un lugar a otro.
Pequeños fragmentos de cosas, como polvo, lodo o astillas de madera, pueden volverse aireados, y uno de estos partículas puede caer en nuestros ojos cuando estamos trabajando o jugando. Estas son cosas que pueden rayar o incluso enfermar nuestros ojos. Las lentes protectoras ayudan a prevenir que estas pequeñas piezas entren en nuestros ojos. Las lentes filtran estas partículas y protegen nuestros ojos. Por eso debemos usar lentes de protección al realizar cualquier actividad que pueda generar objetos voladores.
Existen innumerables tipos de lentes protectores, así que tienes que elegir lo que se adapte a tus necesidades. Por ejemplo, lentes que ayudan a proteger contra salpicaduras químicas si trabajas con productos químicos. Deberías usar lentes fuertes y resistentes si estás jugando un deporte donde podrías recibir un golpe en la cara. Elige los lentes de acuerdo a tu necesidad y asegúrate de que tus ojos estén protegidos.
El avellano de seguridad es beneficioso en muchas ocupaciones. Por ejemplo, si trabajas en un sitio de construcción con mucho escombros voladores, puedes usar lentes para prevenir lesiones en tus ojos. Si trabajas en un laboratorio donde manejas químicos, entonces usar lentes de contacto permite que tus ojos se alejen del camino de las posibles salpicaduras químicas dañinas. Si tus ojos podrían estar en riesgo en tu trabajo, usar lentes protectores puede ayudar a mantener la salud de tus ojos.
Es importante mantener adecuadamente tus lentes de protección para que funcionen correctamente y duren tanto como sea posible. Debes limpiar tus lentes con jabón suave y agua regularmente para eliminar la suciedad o los residuos. Guárdalos en un lugar seguro donde no se rayen ni dañen. Reemplázalos inmediatamente si tus lentes están rayados o rotos para proteger tus ojos. Si no los usas con regularidad, asegúrate de almacenarlos correctamente para que sigan ofreciendo un buen rendimiento cuando los necesites.